Se acaba de estrenar en los cines españoles la película “Jurasic World:Dominion”, y si bien es una película de las catalogadas de ciencia ficción, donde son especialmente llamativos los efectos especiales acerca de los dinosaurios, se muestra la convivencia de los seres humanos con los dinosaurios, con la intención de protegerlos de las organizaciones de crías ilegales.
No desvelamos en este artículo nada acerca del contenido de la película que no aparezca en redes sociales. Sin embargo, es llamativo la cantidad de temas éticos de profundo calado que aparecen en la película y que recibe el espectador como gotas de lluvia que pretenden ir calando en su manera de pensar, sobre todo en jóvenes y en niños, pues es una película no recomendada para menores de 13 años, pero que puede ver cualquier menor acompañado de sus padres o de un adulto.
Son especialmente los niños y jóvenes quienes carecen de criterios formados acerca de la vida, del ser humano, y de las corrientes filosóficas de muy distinta índole que se enmascaran bajo la defensa de la ecología y de los animales. Niños y jóvenes son el objetivo ideal para educar en claras ideologías, amén de los adultos que sin criterio formado acogen de buena fe aquello que tiene apariencia de bien.
Como ejemplo, aparece en la película el tema de la partenogénesis tanto para dinosaurios como para los seres humanos, o lo que es lo mismo, la posibilidad de reproducirse sexualmente a través de una célula reproductora hasta que se llega a formar un nuevo individuo, sin que se produzca fecundación. Ello ya resuena a ideología de género, a esas voces feministas que abogan por la reproducción sin necesidad de relación sexual.
Se abarca igualmente el tema de la alteración y modificación genética en seres humanos para evitar enfermedades genéticas, el dios de la ciencia que todo lo puede.
Se abarca la defensa de la ecología desde el punto de vista del biocentrismo, esto es, se pretende encontrar el lugar del hombre en la naturaleza, situando al ser humano en plano de igualdad a cualquier otra especie, negando el valor de la individualidad humana, corrientes biocentristas de diversa índole que pretenden de fondo que llegue ese momento en que exista una incapacidad para reconocer a los seres humanos como “alguien”, en lo que será un nuevo paradigma ético.
Esta es la realidad del mundo en que vivimos. Es hora de despertar.
GRUPO AREÓPAGO
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