Carta a un inocente

Estimado Inocente:

Te escribo no para hacerte justicia. No puedo. Es imposible reparar humanamente un daño tan perverso como el de recibir mal a cambio de bien.

Te escribo para darte gracias. Nos llevas la delantera a muchos, y nos sirves de ejemplo y testimonio. Gracias por tu humanismo.

Que la consecuencia de tus buenas acciones haya sido incomprensión, reproche, calumnias y pena de cárcel sólo deja más clara tu rectitud de intención.

Que al apostar por el bien recibas el mal, y aun así sigas pegado al bien, nos muestra a todos la grandeza del bien, y del espíritu humano, capaz de abrazarlo libremente sólo porque es el bien.

Que hayas perdonado a tus acusadores … a esos que han hecho jirones todo cuanto tenías menos tu conciencia … eso es amor. Lo demás puede parecerlo. Nos das motivos para creer en la solidez del amor.

Hablando contigo se ha presentado espontáneamente otro amigo. Lo que nos dijo a todos hoy te lo dice a ti: “bienaventurado tú, limpio de corazón, porque verás a Dios”. El mayor Inocente Condenado hoy te hace de los suyos. De los de Dios. ¡Cuánto me alegro por tu dicha y tu destino! No tendrás justicia en este mundo, pero sí premio, y ya en este mundo. Y un premio más divino que humano.

Artículo relacionado:   La palabra

No pretendo pagarte el enorme servicio que me prestas dando un testimonio tan nítido de la verdad. Ésta purifica el corazón, y éste capta la dignidad del hombre y la grandeza de Dios. ¡Qué camino y qué destino tan triste el de la mentira! No puedo pagarte, pero sí agradecerte. ¡Ojalá llegue a ser yo también de ese grupo vuestro!

Gracias, Inocente, por ser limpio de corazón.

 

Remitente: Uno que quiere vivir con dignidad su condición humana.

GRUPO AREÓPAGO

Deja un comentario de forma respetuosa para facilitar un diálogo constructivo

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Orgullosamente ofrecido por WordPress | Tema: Baskerville 2 por Anders Noren.

Subir ↑