Ya casi ni se habla de ellos. La Escuela no es una excepción. El valor es la cualidad de los seres que les hace ser estimables, dignos de consideración. Algo valioso merece la pena, es decir, merece incluso la renuncia de otras cosas, porque no todo vale lo mismo.
¿Hay valores en la Escuela? Muchos. Allí hay gente valiosa que hace cosas muy buenas. Pero en este asunto se requiere un discernimiento de prioridades porque, claro está, cada persona tiene “sus valores”.
Valores muy en boga en nuestra cultura son “lo útil, lo eficaz, lo que me gusta”; en un rango de más calibre encontramos la “autonomía” y la “libertad personal”. La Escuela no es ajena a ellos, y los incorpora en la actividad educativa.
Hay tres valores que conforman el ABC de la vida humana y social.
El primero es el “bien”. El bien moral. Se opone al antivalor de “hacer el mal”. El ser humano, diariamente, elige libremente hacer uno u otro. También los alumnos. Hoy se confunde el bien con lo que indican las normas, pero ni mucho menos se reduce a eso, entre otras cosas porque las normas suelen ser el fruto del consenso, o de la decisión de la mayoría, o de la insistencia de minorías muy militantes. El bien lo sopesa la conciencia, y quien lo realiza se hace bueno, mejor persona y más humano. Contentarse con “cumplir alguna norma” es vivir meciéndose en la punta de un iceberg.
El segundo es la “justicia”. Consiste en dar a cada uno lo que le corresponde. Lógicamente aquí no se habla de la penal, la que pone límites a criminales. Hay valores que contienen aspectos comunes con ella, como la “igualdad” y la “inclusión”, pero no son lo mismo. Pongamos un ejemplo tonto. En una escuela donde hay el mismo número de varones y mujeres, es justo que haya más baños para mujeres, simplemente porque necesitan más tiempo. Ser justos no es equiparar a todos con un mismo criterio simplista.
El tercer valor es el orden. Se opone al caos, al sinsentido. El ser humano necesita contención y seguridad, máxime los niños y adolescentes, a quienes les hierve la sangre y necesitan explorar su mundo, pero con garantías. El orden es necesario a título personal, pero mucho más a nivel social. El orden se articula desde el principio de autoridad que presta este servicio inestimable para la convivencia humana.
Estos tres valores se implican mutuamente, desde el más fundamental – el bien – al más concreto – el orden.
En la Escuela Española los maestros y profesores transmiten estos valores porque – con rarísimas excepciones – ellos mismos los viven. Y sin embargo el bulling parece una realidad incontenible y en expansión, las interrupciones durante el desarrollo de las actividades docentes son tan comunes que lo “normal” – injustamente normal – es que en el aula se trabaje poco, y la falta de respeto al profesorado ha llegado al punto de que son algunos alumnos quienes – en el uso de su autoridad – hacen de la clase lo que les da la gana.
GRUPO AREÓPAGO
Deja un comentario de forma respetuosa para facilitar un diálogo constructivo