En septiembre de 2015, Aylan, un niño sirio de 3 años apareció trágicamente muerto en una playa. Esta imagen conmovió a todo el mundo, siendo publicada en todos los medios de comunicación. Fue una imagen que ayudó a retratar el drama de los refugiados sirios, de los que pocos se acordaban. Una imagen vale más que mil palabras.
En diciembre de 2018 la prensa publicó la foto del barco Astral de la ONG Open Arms con 311 inmigrantes que estaban a punto de morir en un buque. Imágenes que hablaron solas y que gritaron el SOS de tantas personas que salían de su país en busca de esperanza. Una imagen vale más que mil palabras.
Y el 25 de junio de 2019 la imagen de la muerte de Valeria, una niña salvadoreña, de 2 años, y su padre Oscar también nos hizo abrir los ojos. Aparecieron sin vida en la frontera de Estados Unidos, reflejando el drama de la crisis migratoria en Centroamérica. Una imagen vale más que mil palabras.
Tres fotografías en tres puntos geográficos diferentes. Tres fotografías que expresan crisis humanitarias que no ocurren ahora que salen las imágenes, sino que ya llevan años padeciendo esta trágica situación. Las imágenes los devuelven a la actualidad, aunque sea por unos días.
Son tres ejemplos de fotos que agitan las conciencias, que remueven los corazones y claman actuaciones urgentes a los organismos internacionales y gobiernos. Indican que si no se convierten en noticias y nos interpelan parece que no existen. No está en los medios, no existe pudiera parecer. Muchos niños han muerto, muchas personas ahogadas, muchos barcos y botes hundidos, muchas personas intentando cruzar los mares, muchas fronteras con ríos de personas caminando hacia la esperanza, etc… La inmigración está y no la podemos silenciar. No podemos mirar para otro lado, tenemos que ayudarles.
Y es que estas fotos virales hacen ver que las promesas y las medidas de las autoridades relativas a la inmigración y a los refugiados sigan sin cumplirse. La conmoción y la repercusión que producen estas fotos cumplen una función de protesta viral que hace darse cuenta de manera gráfica e inmediata de lo que está pasando en el resto de mundo con la inmigración descontrolada.
No son necesarias fotos y vídeos sobre la tragedia de la inmigración, de la pobreza o del exilio para ser conscientes de que uno de los grandes problemas del siglo XXI es la terrible y cruel situación de las personas migrantes que arriesgan sus vidas para encontrar un mundo mejor sin tener la garantía de llegar. No podemos esperar a que se visibilicen fotos en las redes sociales, que sacudan la conciencia de los europeos para tener remordimientos sobre el abandono que sufren estas personas. No podemos decir que no lo sabemos y mirar para otro lado. Hacen falta verdaderas políticas activas de ayuda al refugiado y a los inmigrantes; es preciso el compromiso firme y sincero –no oportunista- de políticos y organizaciones comprometidas con esta realidad social. Todos estamos en este barco y todos tenemos que tomar conciencia de que en algún momento nos puede tocar a nosotros estar cruzando el río con nuestros hijos.
GRUPO AREÓPAGO
Deja un comentario de forma respetuosa para facilitar un diálogo constructivo