Política y religión

Las relaciones entre la política y la religión siempre han sido bastante complejas. Una mirada a la historia ayuda a constatar que sobre todo cuando se han fundado en claves de poder han llegado a ser tormentosas. Hoy día, estas relaciones en lo que respecta a la Iglesia Católica, han sido muy clarificadas por el Concilio Vaticano II: “La comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno. Ambas, sin embargo, aunque por diverso título, están al servicio de la vocación personal y social del hombre”. En nuestro país están jurídicamente reguladas en el marco constitucional. El artículo 16.3 de la Carta Magna señala los dos principios básicos de estas relaciones: el principio de aconfesionalidad que implica la no injerencia en sus respectivos ámbitos de actuación, y la neutralidad del Estado ante el hecho religioso. pero con una valoración positiva del mismo (laicidad positiva, que no laicismo) que propicia la colaboración de ambas en programas compartidos. En este sentido están recogidos los acuerdos del Estado Español con la Santa Sede.

No obstante la claridad del marco teórico, en la vida relacional de personas o instituciones que representan a la política y al hecho religioso, se producen actuaciones que por su complejidad, necesitan interpretación y discernimiento. Es el caso de un acontecimiento de los últimos días que ha tenido una gran repercusión mediática en nuestro país: la audiencia concedida por el Papa a la vicepresidenta segunda del gobierno de España. Un asunto muy complejo para su análisis y valoración, pues son muy diversas las connotaciones políticas y religiosas en las que se ha visto envuelta, y el recorrido –no exento de ruido- que ha tenido en los medios de comunicación y en las redes sociales.

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Para valorar e interpretar este hecho no podemos olvidar el sentido que da el Papa a las relaciones entre personas e instituciones, incluidas las políticas. En todas apuesta por el diálogo como requisito previo para crear una cultura del encuentro. Desde la defensa que hace en su última encíclica de “la mejor política” basada en su tesis sobre la amistad social, denuncia la polarización en bloques cerrados que se está dando en la vida política actual. Las descalificaciones e insultos que se han producido a raíz de esta audiencia forman parte de este estado de crispación que tiene como único fundamento el aniquilamiento del adversario, al que se le ve como enemigo. La utilización sin escrúpulos que se ha hecho de la postverdad y el “todo vale” en los medios crea un clima que hiere profundamente el ejercicio de la política en un sistema democrático.

Esta premisa, por supuesto, no soslaya el valorar dicha audiencia desde el contexto sociopolítico que vivimos. En la acción política ha irrumpido con fuerza la superficialidad, el espectáculo y consecuentemente la carrera por ganar la opinión pública. La imagen ha ganado la partida al debate sobre las ideas, el lema de las campañas electorales se impone sobre los programas políticos, y las encuestas tienen más valor que el discurso político en los parlamentos… En el mundo de la política se vive con auténtica obsesión la opinión de la gente expresada en los medios de comunicación y en las redes sociales. Muchas leyes se han aprobado en función de las encuestas. Todos nuestros políticos están convencidos de que las elecciones, se ganan en el campo de juego de la opinión pública. De ahí que se esté siempre en estado de campaña electoral y que, en un contexto cultural en el que prima la inmediatez y la simplicidad de los mensajes, twitter se haya convertido en auténtico rey de la opinión. Desde este contexto es desde donde hemos de preguntarnos si la audiencia del Papa a la vicepresidenta del gobierno ha sido un acto de laicidad positiva para un intercambio de ideas con vistas a un proyecto de colaboración Iglesia-Estado, o simplemente una utilización descarada de la religión con fines electoralistas.

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Son dudas razonables pensando en el posicionamiento del actual gobierno sobre cuestiones que afectan muy directamente al ámbito de la religión, y la opinión de la vicepresidenta descalificando una visita del Papa al Parlamento europeo.

GRUPO AREÓPAGO

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