Una de las acepciones de la palabra “voluntario” en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua es: “ Persona que, entre varias obligadas por turno o designación a ejecutar algún trabajo o servicio, se presta a hacerlo por propia voluntad, sin esperar a que le toque su vez”.
Es decir, se podría decir que hacer voluntariado es hacer algo por propia voluntad y no por obligación. En la actualidad hay muchas formas de realizar voluntariado a nivel local, provincial, regional o incluso europeo e internacional y también existen muchos tipos de voluntariado en diversas entidades- tanto públicas como privadas-, como voluntariado social, cultural, deportivo, educativo, socio-sanitario; voluntariado juvenil, etc. Además, existen distintos propósitos y objetivos y en diversos ámbitos y tareas; pero en todos los casos hay un aspecto común: la ayuda desinteresada.
En un mundo donde cada vez hay más necesidad de ayuda, donde los desafíos sociales son grandes: como las guerras, el incremento de la pobreza y de las desigualdades, los desastres meteorológicos y catástrofes naturales; y en un mundo donde las previsiones no son muy positivas, muchas de las soluciones a los problemas de estos retos se encuentran en el trabajo del voluntariado. Gracias a la acción de las personas –de todas las edades y clases sociales- que de manera altruista, solidaria y generosa ponen a disposición de los demás su tiempo, su disponibilidad, sus talentos y habilidades para un fin concreto, como puede ser ayudar a los demás, el cuidado del medio ambiente…y en la mayoría de las ocasiones incluso aportando sus propios medios personales y recursos económicos.
Hacer voluntariado es una actividad preciosa. Los voluntarios dicen que reciben más de lo que dan. Permite ejercitar con actitud de servicio, la conciencia social y el trabajo por el bien común de cada uno.
En recientes declaraciones de la concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Toledo, Marisol Illescas, en la inauguración del III Foro de Voluntariado organizado por la UCLM en su Campus de Toledo reconoció que el voluntariado y el Tercer Sector están ganando cada vez más peso en Toledo y en el mundo, “porque realmente, sin su apoyo incondicional, sería imposible llegar a todos los rincones a los que ellos llegan para las instituciones públicas”; del mismo modo en la Archidiócesis de Toledo, son muchas las personas que dedican su tiempo a los demás, desarrollando multitud de tareas como acompañamiento, formación, atención a los más vulnerables, etc.; en las Parroquias y a través de diferentes secretariados y delegaciones del Arzobispado, como son las Misiones, Manos Unidas o Cáritas o en hospitales o en pastoral penitenciaria y asociaciones diocesanas dedicadas a diferentes proyectos.
En Oropesa el pasado 16 de marzo de 2024 con motivo de la XV Jornada Diocesana del Voluntariado de Cáritas, el arzobispo de Toledo don Francisco Cerro, animó a los voluntarios a vivir la caridad “para que seamos capaces de acercarnos y vivir la dignidad de nuestros pobres”.
Los voluntarios son la esperanza para muchas personas. Es la labor imprescindible de personas anónimas que están cerca de los demás; que hacen que vivamos en un mundo un poco mejor; que mediante su voluntariado en distintos ámbitos crecen como personas y como cristianos; y donde la gratuidad y el amor a Dios y al prójimo es el ADN de todas estas personas voluntarias; no sólo es buena voluntad la que mueve a realizar esta labor dentro de la Iglesia sino que es la Caridad con mayúsculas. El Amor mueve montañas.
GRUPO AREÓPAGO
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