Voluntarios: Del yo al nosotros

Cada 5 de diciembre se celebra el Día Internacional del Voluntariado.  Un día para poner en valor el trabajo, la dedicación y la entrega de los voluntarios en cualquier ámbito de la sociedad. Un día para reconocer y dar las gracias a las millones de personas que dan su vida en favor de una causa solidaria.

Hay muchos tipos de voluntarios y muchos sitios donde entregar tu tiempo y tu talento. Hay muchas realidades para ejercer el voluntariado. Las causas son diversas, pero a todos les une el mismo motivo: el ayudar al otro.  Hay voluntarios para la defensa de la vida, voluntarios en la caridad, voluntarios con la infancia, voluntarios en los hospitales, voluntarios con las personas mayores, voluntarios con los discapacitados, voluntarios de defensa de animales, voluntarios defensores de la justicia, voluntarios de medio ambiente, voluntarios de la oración… Tantos y tantos tipos y tantas y tantas causas, todas loables. Voluntarios que dejan el yo, para ser un nosotros. Voluntarios con corazón a los que no les frena nada, sino que se mueven con la fuerza de querer ayudar.

Los voluntarios son personas perseverantes, que a pesar de las dificultades y del desánimo que surge en muchas ocasiones, siguen adelante y, convencidos de la labor que hacen, trabajan sin descanso por la causa que defienden. El Papa Francisco, en una reunión con representantes del Centro de Voluntariado Cerdeña Solidaria, manifestó que los voluntarios son “testigos de bondad, ternura y amor gratuito”.

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Este Día Internacional se celebra en medio de una pandemia que, entre muchas cosas, nos ha hecho darnos cuenta de que nos necesitamos los unos a los otros, y que, gracias a personas voluntarias que han abierto sus corazones, numerosos ciudadanos han salido adelante en el confinamiento, han conocido que desde cerca (o desde lejos) había quienes se preocupaban por ellos. Pensábamos que solos podíamos, sin embargo, hemos caído en la cuenta de que somos los unos para los otros. Cuántos vecinos, que antes no se hablaban ni se conocían porque el ritmo de vida que llevábamos hacía que las viviendas fueran solo sitios prácticamente de paso, han pensado en los otros, en los vecinos de la pared de al lado y se han preguntado “¿En qué te puedo ayudar?” ¿Qué puedo hacer por ti? Eso es también hacer voluntariado.

Cuántos voluntarios, como los de Cáritas, vencen el miedo al contagio  para atender a las familias más vulnerables. O cuántos voluntarios han sido contagiados e incluso han fallecido por darse a los demás. Cuántas personas, ante el dolor y la soledad de otros, se han conmovido y han llamado a las puertas de las ONG’s para prestar su tiempo, su talento e incluso sus medios. Cuántos ciudadanos de todas las edades se han remangado y han dicho: “aquí estoy para lo que haga falta”. A veces es en la dificultad cuando las personas sacamos lo mejor que llevamos dentro.

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Los voluntarios, desde la gratuidad y la solidaridad, humanizan esta sociedad, tan individualista y tan capitalista. Los voluntarios no miden su entrega en dinero, sino en amor y convencimiento por una causa. Voluntarios que dejan el yo para ser un nosotros, un ejemplo en estos momentos tan complicados donde no podemos ser indiferentes ante quienes están sufriendo o no tienen esperanza, porque a su alrededor hay muchas personas dispuestas a tender la mano.

En este Día Internacional del Voluntariado, demos un gran aplauso a todos los voluntarios que dejan el yo para ser un nosotros. Un gran aplauso a todos aquellos que han fallecido en esta pandemia, que han muerto dando su corazón a los demás. Y pensemos en qué podemos hacer nosotros para seguir su ejemplo.

GRUPO AREÓPAGO

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