Recientemente hemos podido leer en la prensa una noticia que ha causado sorpresa, pero que también nos ha llenado de esperanza por lo que supone para la defensa de la vida y para el reconocimiento de la dignidad del no nacido.
Yaroslavl es una región rusa, situada a poco más de trescientos kilómetros de Moscú. A propuesta de la Diócesis ortodoxa, las autoridades civiles dispusieron que el día 11 de Enero se celebrara el “Día del Silencio sin Abortos”. Se estima que ese día pudieron salvar su vida unos catorce niños. Si tenemos en cuenta el valor infinito de cada vida humana, habría que multiplicar infinito por catorce y por tanto celebrar que estas catorce personas, han salvado sus vidas de las garras de la muerte.
No es la primera medida que se toma en Rusia en favor de la vida. Ya en 2013 la Duma aprobó una ley para prohibir la publicidad del aborto.
¿Cuál es la razón por la que el primer estado del mundo donde se legalizó el aborto y se convirtió en un derecho, sea ahora promotor de iniciativas para salvaguardar y defender la vida?
Algo tan sencillo como la cuestión demográfica. Rusia envejece y su densidad de población está en niveles muy preocupantes. Las estadísticas confirman que de media, una mujer rusa ha pasado por entre tres y seis abortos provocados, con el consiguiente daño físico, psicológico y moral que cada uno de ellos conlleva. Sólo en 1965 se cometieron en este país más de cinco millones de abortos.
¿Cuál es la situación en España? Según datos publicados por la CEOE en pocos años, España se convertirá en el segundo país más viejo del mundo, siendo el primero Japón.
Hay un viejo refrán que dice “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Las pobrezas de un país envejecido son más que conocidas por todos.
Es evidente que las medidas a favor de la vida, han de ser impulsadas ante todo por el respeto y la defensa de cada ser humano que viene a este mundo, sea cual sea la fase de su desarrollo (desde que es un embrión, hasta que su vida termina de modo natural); pero ¿somos y son conscientes nuestros gobernantes del peligro en el que ponen a toda una nación cuando no hacemos/hacen lo suficiente para frenar este envejecimiento?
Seamos ”astutos como serpientes”. Apostar por la vida es una fuente de riqueza en todos los sentidos.
Grupo Areópago
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