Las Cortes de Castilla y León han dado el 24 de junio de 2020 el visto bueno a la aprobación de una Proposición No de Ley que garantice la práctica de abortos en todos los hospitales públicos de Castilla y León. El resultado de la votación por parte de los diversos grupos políticos ha sido ochenta votos a favor, uno en contra, lo que no deja lugar a dudas acerca de la intencionalidad de nuestros partidos políticos, nada menos que facilitar cada vez más los medios para abortar como si de la prescripción de una simple aspirina para el dolor de cabeza se tratara.
Como medidas complementarias se solicita la creación de registros de objetores de conciencia en los centros hospitalarios que no dispongan de ellos, como manera de respetar la libertad del personal sanitario que se oponga a la práctica de abortos, registros en los que habrá que ver si se incluye, como hasta ahora, solo a los médicos que intervienen de forma directa en la práctica del aborto, o si podrán acogerse a este derecho el resto del personal sanitario que por motivos de conciencia no desee colaborar con esta práctica, algo no reconocido hasta el momento en nuestro país para anestesistas, enfermeras, celadores, o incluso médicos de atención primaria que no desean informar a las pacientes embarazadas para su derivación, como única opción, a clínicas abortistas.
Se aboga también para que en esta Proposición No de Ley se incluya gratuidad de métodos anticonceptivos para jóvenes y personas sin recursos, dentro de programas de planificación familiar, así como que se prime el aborto a través de métodos farmacológicos, en calidad de prácticas abortivas más seguras que la intervención quirúrgica.
El panorama no deja de ser absolutamente desolador, pues cabe intuir que tras esta primera Proposición No de Ley Autonómica, no tardará en aparecer otras en el resto de las Comunidades Autónomas que opten por idénticas o similares soluciones.
Nuestro país, en lugar por apostar por una educación de nuestros jóvenes en valores como la defensa de la vida y acerca de la responsabilidad de los actos personales incluido el ejercicio de la sexualidad, busca la vía rápida de la anticoncepción, y si a pesar de todo se produce el embarazo indeseado, ofertar el aborto como solución.
Ello significa, una vez más, que las fauces de la cultura de la muerte no dejan de extenderse por nuestro país, una decadencia moral que aumenta con este permisivismo legal que se lleva a cabo a costa de un valor fundamental como es el de la vida humana. Sin embargo, esta sociedad está llamada a conservar una mirada limpia sobre la verdad de las cosas, y por ello no podemos callar que el aborto siempre conlleva el asesinato de vida humana, que todavía está en el seno materno.
GRUPO AREÓPAGO
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