Todo organismo vivo excreta un subproducto de desecho no válido para su actividad vital. En castellano se denomina con palabras como heces, boñigas, y la más común – aquí se recorta por malsonante – mier…
El organismo de toda sociedad civil moderna cuenta con aparatos que le procuran sus elementos vitales. La sociedad necesita información verdadera, y por ello desarrolla en su seno profesiones como el periodismo, y herramientas como los medios de comunicación social. El derecho de la sociedad civil a una información fundada en la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad reclama que el contenido de la comunicación sea siempre verdadera e íntegra, y el modo de ofrecerse sea honesta y conveniente, es decir, debe respetar escrupulosamente los derechos legítimos de la persona, tanto en la búsqueda de la noticia como en su divulgación. Si el aparato de la información de una sociedad funciona bien se consigue una recta opinión pública y la solidaridad de todos los ciudadanos.
En España estamos envueltos en toneladas de información. Pero, ¿es íntegra? ¿Es honesta y conveniente? ¿Responde a la verdad? ¿Está contrastada? ¿Hay intereses detrás? Preguntas sin respuesta o con respuesta. ¿Qué es noticia? ¿Dónde están los límites?
En los últimos meses se han divulgado entrevistas a padres de delincuentes o la publicación del contenido de imputaciones legales antes siquiera de que se reconozcan como verdaderas ofende la sensibilidad o relatar con pelos y señales el sufrimiento de unos padres, o el publicar con nombres y apellidos inocentes porque interesa al medio de comunicación que sea culpable. Y esto sucede en periódicos “grandes” que no serios. Por no hablar de otro tipo de prensa que al no presentarse como generalista parece legitimada a obviar toda honestidad, tanto civil como ética. En el mundo del periodismo, los límites se han perdido y “amparados” en el artículo 20 de la Constitución Española, de libertad de expresión y derecho a la información ahora todo vale.
Cuando esta información desvergonzada apareció hace años por televisión se le calificó de “telebasura” . Ahora que nos hemos acostumbrado forma parte de lo que se denominan noticias y los profesionales que lo realizan periodistas o informadores. Se revuelven los productos de desecho en función de ganar audiencia y dinero, y eso no es periodismo. Eso será otra cosa, pero no periodismo.
GRUPO AREÓPAGO
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