Ocio inclusivo

A lo largo de todo el verano y a principios del otoño en los pueblos y ciudades de España se han celebrado las tradicionales ferias y fiestas. En estas ferias y fiestas ha sido noticia en muchos medios de comunicación las iniciativas sociales de sensibilización sobre el autismo, promovidas por los ayuntamientos.  La mayoría de las acciones consisten en implantar un número de horas sin ruido en los recintos donde están las atracciones, y en ese tiempo que no suele ser muy largo, no hay ni ruido ni música.

La Federación de Autismo Castilla-La Mancha, en su web https://www.autismocastillalamancha.org/, indica que “el término trastorno del espectro del autismo hace referencia a un conjunto de alteraciones del desarrollo neurológico, que se caracterizan por la presencia de dificultades específicas en las áreas comunicativa, cognitiva y social” , por esto, acciones como las que se están llevando a cabo son cada vez más necesarias para la integración de todas las personas, especialmente aquellas que muestran una hipersensibilidad auditiva a los fuertes sonidos, ruidos y a las luces cegadoras, entre otros trastornos.  Una demanda del colectivo de asociaciones de autismo que poco a poco se está generalizando.

Medidas que hay que aplaudir y que todavía son noticia porque apenas existen. Todos tenemos derecho a disfrutar del ocio y de las actividades lúdicas que se programen independientemente de nuestras limitaciones; el ocio inclusivo debe de ser uno de los objetivos de las instituciones.  Las actividades recreativas tienen que ser adaptadas a todas las personas, incluidas las que tengan algún tipo de trastorno, para que puedan disfrutar de las actividades lúdicas, aunque para ello las administraciones tengan que desarrollar políticas de mejora de calidad de vida y de adaptación relativas a la inclusión de todas las personas no solo autistas sino otras como discapacidad intelectual por ejemplo.  

Porque el ocio forma parte de la vida y también de las familias; los niños acuden a las atracciones acompañados de sus padres y hermanos, y si un niño o adulto con un trastorno no puede disfrutar de la feria, tampoco lo puede hacer la familia. Cuando se incluye en la sociedad a un autista se integra a muchos. El autismo es de todos. La solidaridad y la sensibilización son dos valores necesarios en todas las acciones relacionadas también con el ocio.

Promover el ocio inclusivo es una excelente medida y cuando ya se generalice dejará de ser noticia. Esta palabra inclusión que poco a poco va calando en nuestra sociedad, y que va más allá que integración; un camino que hemos comenzado y que hay que seguir recorriendo con más fuerza.

GRUPO AREÓPAGO

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