Iñigo Errejón, cofundador de Podemos y de Mas Madrid y actualmente portavoz parlamentario de Sumar, dimite de la política por acusaciones de acoso sexual, dimisión que se produce a través de un comunicado publicado en su cuenta de twitter alegando desgaste físico y mental por lo que entiende que ha llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona, para exculpar sus conductas.
Errejón ha pasado de ser un referente político de una ideología de izquierdas a un acusado por agresión sexual, hechos acaecidos supuestamente tras una fiesta en el año 2021, denuncia que inicia ahora su recorrido judicial, a lo que se suma los rumores de otras mujeres anónimas que le acusan al menos extrajudicialmente de comportamientos similares.
Precisamente Errejón ha sido icono del discurso feminista y acérrimo defensor de la ley del “solo sí es sí” (Ley Orgánica 10/2022 de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual), que otorga una gran importancia al consentimiento de las relaciones sexuales para determinar si una conducta puede ser o no tipificada como delito, ley que ya de entrada, pone fin a la presunción de inocencia para todo acusado por el hecho de ser hombre.
Ahora se ha hecho patente, incluso por sus propias manifestaciones, que este líder político ha defendido en público unos valores políticos que no ha aplicado en su vida personal, precisamente el respeto acerca de la decisión de cada mujer sobre su deseo o negativa a mantener relaciones sexuales.
Por otra parte, nos tiene que hacer pensar el silencio de sus compañeras de partido que aun sabiendo que había comportamientos poco justificables, se han permitido el lujo de decir que era sabido y comentado por las feministas, que se «defienden entre ellas» (Ana Bernal Triviño) lo que ha supuesto una información vetada para el resto de mujeres que, si no han formado parte del grupo de feministas al uso de la ideología de izquierdas que conocían de las andanzas del Sr. Errejón, han podido ser agredidas por no estar informadas del tipo de persona con la que trataban. ¿De verdad que es éste el feminismo que quiere nuestra sociedad?
Para justificar esta clara incoherencia Errejón ha hecho hincapié en el conflicto interno que ha sentido al intentar mantener una coherencia entre sus ideales y el estilo de vida que la política le imponía, manifestando haber llegado a un punto en el que no puede continuar en la primera línea política sin poner en riesgo su bienestar personal.
A la falta de coherencia del Sr. Errejón entre lo que dice y lo que hace se une el intento manipulador de hacer ver a esta sociedad que es víctima del desgaste político, como si la dureza de una profesión o de un servicio público sirviera para justificar acciones como el acoso y la violencia y más aún, la violencia en el ámbito sexual. No dimite por conciencia alguna del daño causado y no es de recibo que aún no haya pedido perdón a las víctimas, dimite por su bienestar personal y sintiéndose víctima del patriarcado -institucionalización del dominio del hombre sobre las mujeres-. En definitiva, mucha palabrería y puro egocentrismo ante hechos aparentemente con tintes delictivos a resultas de la correspondiente sentencia judicial que le absuelva o condene por estos hechos.
Haga terapia Sr. Errejón, por el bien de todos, incluso el suyo. Desde luego que la salud mental propia es importante sobre todo cuando pone en riesgo la integridad física y mental de los demás.
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