La censura en internet es un asunto complejo por la naturaleza propia de la red, por su dimensión global y su forma de gobierno, por su definición técnica y por las aplicaciones que soporta.
Internet es gobernada por un modelo distribuido, un conjunto limitado de reglas permite que el sistema funcione sin que haya una toma de decisiones centralizada. La gestión de dominios (nombres de internet) y direccionamiento está regulada por ICANN, que es una organización pública benéfica de funcionamiento privado, aunque tutelada por la agencia de comercio de EEUU. La ejecución de estas normas se delega en un conjunto de organismos regionales, normalmente sociedades sin ánimo de lucro que administran regionalmente estos recursos (como RIPE NCC en Europa, LACNIC en Hispanoamérica).
Internet no es una sola red, es una red de redes interconectadas entre sí. Algunas de estas redes tienen una propiedad pública, dependiendo de estados, pero la mayoría son redes de propiedad privada, infraestructuras sobre las que explotan sus negocios operadores de telecomunicaciones, proveedores de contenido, universidades y un variado tipo de empresas (ver lista). Al conectarse entre ellas, las partes deciden qué contenido, rutas o tipo de tráfico van a intercambiar. Los operadores de telecomunicaciones suelen tener reglas que aseguren la neutralidad de red, supervisadas por los reguladores de sus respectivos países, pero otras empresas no tienen por qué cumplir con estas normas.
Es importante entender que internet no encaja con el modelo territorial de naciones, que es como está estructurado el gobierno mundial, lo que complica la adaptación de la red a las normativas y leyes de cada nación. La presión de los gobiernos para asegurar que se cumplen sus leyes dentro de internet suele ejercerse sobre los proveedores de acceso, los que posibilitan que los habitantes de un país accedan a internet en un territorio. Algunos países imponen una fuerte censura en internet por motivos políticos, obligando a estos proveedores a que filtren contenidos y servidores para que no sean accesibles por sus ciudadanos. De acuerdo con el Comité para la defensa del periodismo, los países con mayor censura en el acceso a internet son, por este orden, Eritrea, Corea del Norte, Turkmenistán, Arabia Saudí, China, Vietnam, Irán, Guinea Ecuatorial, Bielorrusia y Cuba (ver aquí). También muchos países, incluido España, censuran contenidos por orden judicial ante delitos como colaboración con el terrorismo, piratería o pedofilia.
Un tercer nivel de responsabilidad, por encima de las redes y los países, son las propias aplicaciones: Google, Facebook, Twitter, etc. La censura en internet ejercida por las aplicaciones no se limita a las obligaciones legales, sino que responden a criterios editoriales, configurando la línea de la corrección que marcan los gestores de la aplicación. El problema de esta censura es que, si sus criterios no son públicos, puede falsificar el estado de la opinión de los usuarios o convertirse en una herramienta arbitraria al servicio de intereses ocultos.
A los usuarios de internet nos toca estar alerta para descubrir el uso y abuso de la censura en internet. Alertando del contenido delictivo y denunciando la censura malintencionada.
GRUPO AREÓPAGO
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