Desde el año 2013 se celebra el Día Mundial contra el Acoso Escolar, un día para concienciar a la sociedad de un problema que ha existido desde siempre y en cualquier lugar del mundo. Sin embargo, desde hace unos años el fenómeno bullying tiene mayor visibilización gracias a campañas como las que se celebran cada 2 de mayo y gracias a todos aquellos que han denunciado ser víctimas de acoso escolar. Se han publicado muchos libros y artículos sobre este fenómeno como el libro Invisible del escritor Eloy Moreno. Con su lectura nos ayuda a saber cómo vive, cómo se siente, cómo cambia la conducta un niño que sufre acoso escolar, cuál es el comportamiento de los padres y de la comunidad escolar. Una historia que puede ser la de cualquier menor y cómo es difícil a veces darse cuenta de que nuestro hijo o nuestro alumno está siendo acosado por otros niños. Difícil y en ocasiones no quiere verse.
La discriminación, la intimidación, las amenazas, los abusos sexuales, las agresiones psicológicas y físicas son algunas maneras de acoso escolar en las aulas, y es que los estudiantes sufren también maltrato físico y psicológico; más de lo que podríamos pensar. Por eso todos somos responsables de lo que pueda estar sufriendo diariamente un niño o niña en una clase, tanto sus padres y familiares como sus profesores y compañeros de clase, y todo su entorno; la sociedad en general no puede mirar a otro lado con fenómenos actuales como el bullying. Todos podemos ser testigos de situaciones de maltrato escolar y por esto es responsabilidad de todos detener este tipo de situaciones tan dolorosas. El silencio ante estas situaciones nos haría cómplices y no quererlo ver también.
Se deben impulsar políticas educativas y acciones escolares que fomenten el buen clima y la buena convivencia en el colegio pero también es necesario que desde los primeros años de vida de un menor reciban de sus padres los valores de respeto, de tolerancia, de diversidad y de amor a los demás. Valores, que en el seno de las familias, se están perdiendo y es una de las consecuencias por la que el número de víctimas del acoso escolar vaya en aumento, no sólo presencialmente sino también en lo que se ha venido llamando ciberbullying. No podemos ser indiferentes al sufrimiento de un menor.
GRUPO AREÓPAGO
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