“Quien salva a un hombre, salva a la humanidad entera”. Del libro del Talmud
En estos días ha vuelto a los titulares y a los espacios informativos de televisión Ángel Sanz Briz. Este diplomático español consiguió utilizar las posibilidades que su trabajo como embajador en Hungría le ofrecía, para salvar la vida de más de cinco mil judíos que iban camino del exterminio en los campos de concentración nazis.
Desde Budapest y haciendo uso de una disposición de 1924 del gobierno español que abría la posibilidad de recuperar la nacionalidad española a todos los descendientes de los judíos sefarditas, Ángel Sanz consiguió esta hazaña que no ha sido quizás suficientemente ponderada ni dada a conocer al público en general. El centro Sefarad-Israel, ha hecho pública la lista de todos estos supervivientes, para tratar de localizar a ellos o a sus descendientes y también para conocer aún más la excelente labor del diplomático español.
También es conocida la historia de Irena Sendler, enfermera católica que llevó en su brazo la estrella con la que se marcaba a los judíos del gueto de Varsovia, para poder sacar de allí a más de dos mil niños judíos cuyo destino eran los campos de exterminio.
Mucho más reconocido Oskar Schindler, dado a conocer por la famosa película dirigida por Steven Spielberg.
Un diplomático, una enfermera, un empresario que tienen un común haber despertado del letargo que mantuvo a millones de personas ciegas, sordas y mudas, ante un exterminio que llevó a la muerte a más de seis millones de inocentes.
Cada uno puso en marcha lo que tenía a su alcance y para de este modo tratar de hacer frente en la medida de sus posibilidades, a aquella masacre.
A la luz de ejemplos como los que hemos enunciado, se entiende mejor la cita con la que iniciábamos esta reflexión: luchar por la vida, por la paz, por la justicia, por los valores que merecen la pena y que construyen, pueden tener en algunos casos como consecuencia, salvar una vida; pero en cualquier caso, salvan a toda la humanidad de la ceguera, la indiferencia y el egoísmo que nos llevan a mirar hacia otro lado.
GRUPO AREÓPAGO
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