Acompañar en el duelo

Las muertes vuelven a caer. Así empiezan las noticias algunos días en España, y es que nos alegramos cuando el número de muertes desciende y además es continuo. Las cifras van bajando, según los datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, aunque estamos seguros de que hay muchas más sin contabilizar, y cada día el número es distinto dependiendo del recuento.

Toda cifra es mala cuando se habla de fallecimientos. Todo lo que suponga descenso es positivo pero no estamos para alegrarnos por este dato. Fallecimientos que en muchos casos son de personas que todavía no les tocaba morirse o de personas que en situaciones normales estarían curadas con los tratamientos y recursos necesarios, pero que este virus ha adelantado su despedida de la vida terrena y que cruelmente e inhumanamente ha sido en la mayoría de los casos, en solitario, sin el apoyo de sus seres queridos. Y que a lo mejor el criterio de salvar vidas ha sido dependiendo de la edad que tuvieras.  

Este virus letal ha hecho que los familiares y amigos no hayan podido despedirse dignamente de su familiar, porque según las medidas sanitarias no está permitido por miedo al contagio.  Sólo 2 ó 3 familiares pueden acercarse a despedir a su ser querido y dentro de unos límites, a veces desde una verja.  No nos olvidamos de las personas que mueren solas en su domicilio, y que la soledad hace que los bomberos o cuerpos de seguridad se lleven el cuerpo sin que nadie se acuerde de ella. 

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Vivencias excesivamente dramáticas e injustas que está provocando el Covid-19 y para las que no estamos preparados. Si la despedida de un ser querido es ya un hecho muy doloroso en este tiempo de pandemia todavía lo es más, ya que el duelo no está permitido y los seres queridos no tienen derecho a una despedida en el momento; las consecuencias del coronavirus y el miedo a la expansión de la pandemia han provocado que el acompañamiento físico esté prohibido. La muerte se nos presenta cara a cara, y solos en todo momento.

Hoy más que nunca necesitamos este acompañamiento no sólo físico sino también emocional y espiritual ya que estas situaciones nos están desbordando y haciendo mucho daño. ONG’s de voluntariado y de acción social están realizando una labor importante en la ayuda a los demás. Ponemos en valor, cómo la Iglesia está saliendo al paso y está poniendo todos sus medios, con el esfuerzo ingente de los sacerdotes, trabajadores, voluntarios y entidades como Cáritas, para que nadie se encuentre solo y desatendido. Y como muestra un botón, la iniciativa Estoy Contigo puesta en marcha por la Archidiócesis de Toledo, sobre acompañamiento telefónico y atención espiritual frente al Covid-19.

GRUPO AREÓPAGO

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