El pasado 10 de agosto Putin hizo público que Rusia disponía de una vacuna “en uso” para la COVID – 19. De este anuncio se hizo eco toda la prensa internacional, y desde luego la española.
Al día siguiente Cadena COPE contrastó tal anuncio. Entrevistó a Goñi, catedrático de microbiología de la Universidad de Navarra. Este científico encuadró las palabras de Putin en el marco objetivo del procedimiento para conseguir vacunas.
Fue precisamente en esa entrevista donde emergieron las dos noticias, y muy buenas, que sirven a una ciudadanía envuelta en confusión y oprimida por el temor.
La primera gran noticia es que tal vacuna hace el número 165 de las que se están estudiando. De las otras 164 algunas están en fases más avanzadas y otras en fases iniciales.
La segunda gran noticia es que existe una gran colaboración entre comunidad científica, gobiernos y farmacéuticas. Tal colaboración está haciendo posible un impresionante recorte en el tiempo de prueba. De hecho, de los 10 años típicos de validación de vacunas, se estima que en 2 años se dispondrá de fármacos bastante fiables.
Sin embargo, la vacuna que se está elaborando en Rusia, al tiempo de su anuncio como “vacuna ya en uso” no estaba en la lista de las vacunas que según la OMS habían alcanzado la fase 3 de validación.
La fase 3 es la etapa en la que los investigadores buscan ver la eficacia de la vacuna y confirmar su seguridad, por ello es la fase donde participan miles de personas, y así, pongamos un ejemplo, farmacéuticas de prestigio como por ejemplo Fitzer investigan la fase 3 en al menos 30.000 personas.
Si el esfuerzo comunitario es una de las mejores noticias que puede recibir la opinión pública, las fantochadas de airear verdades a medias con fines propagandísticos o lucrativos son eso, fantochadas. U ofensas contra la verdad, muy dolorosas en estos tiempos. De hecho, una mielitis transversa en un voluntario ha paralizado recientemente el ensayo de Oxford y de Astrazeneca precisamente en la fase 3 de la vacuna contra el coronavirus , al no estar claro si el paciente ha desarrollado o no la enfermedad como consecuencia directa de la vacuna, por lo que procede interrumpir de forma temporal el ensayo, para hacer una revisión completa, algo normal en los ensayos clínicos.
Es por ello que la noticia rusa debe ser tomada con cautela. La propia OMS indicó que la vacuna debería ser revisada para su precalificación.
Las verdades a medias son un tumor maligno para el organismo de la vida social. Los gobiernos y todo profesional de la comunicación deberían recordar que su labor sólo es profesional si presta un servicio auténtico a este organismo al que debe hacer un bien.
GRUPO AREÓPAGO
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