Tiempo de concordia

Vivimos tiempos recios y la sobreexposición a las redes sociales está produciendo un fruto indeseado. Algunos de nuestros representantes públicos parece que están más dispuestos a cuidar sus perfiles en instragram o sus vídeos en Tik-Tok que a buscar soluciones a la crisis que vive nuestra sociedad de occidental.

            Hemos asistido con asombro, y algunos con dolor, a la situación provocada hace unos días en las fronteras de Ceuta y Melilla. Hemos visto a un gobierno soberano lanzando menores a las playas para que alcancen a nado la costa española. Estos hechos, seguramente provocados por un error diplomático, son injustificables; nuestros representantes tendrían que haber trabajado en todas las cancillerías para lograr una condena de los mismos y recordar a nuestros vecinos que no es lícito, ni moral jugar con la vida de los menores, muchos de ellos indefensos y lanzados al mar con engaño. Pero no ha habido tal condena; nuestros líderes, como viene siendo habitual en los últimos años, se culpabilizan unos a otros. La devolución en caliente, antes una política inhumana, es ahora algo necesario; hemos visto escenas y oído discursos en parlamentos, en plazas y en calles que dejan mucho que desear. Repasando las redes sociales, leyendo la prensa, viendo las noticias y escuchando las tertulias, vemos que la política se ha convertido en un espectáculo y sus protagonistas buscan “likes” en sus redes sociales; y cada vez crece más el cansancio de los ciudadanos, queremos que nuestros políticos dejen de insultarse y de excluirse; y necesitamos que empiecen a trabajar juntos.

Artículo relacionado:   Una mirada a la salud mental de los jóvenes

            ¿Es posible la concordia social hoy entre nosotros? Juzgando lo que desde los atriles dicen cada día nuestros representantes parece que no; pero todavía podemos apelar a lo que llamamos la sociedad civil. Esa sociedad que, cuando no eran necesarias las mascarillas porque no las había, se pusieron a fabricar mascarillas y pantallas para proteger a nuestros sanitarios. Esa sociedad civil, que en esta crisis ha dejado a un lado las ideologías y ha trabajado codo con codo para ayudar a quienes se quedaban sin trabajo y sin pan; esta sociedad civil, que durante los días de la tormenta ‘Filomena’ salió a las calles con pico y pala y abrió camino para que todos pudieran entrar y salir de sus casas, y se preocupó de proporcionar lo más básico a quienes por las inclemencias del tiempo no podían salir de sus casas. Esta sociedad civil, que fue capaz hace cuarenta años de comenzar una nueva historia, de dejar a un lado rencillas del pasado y construir juntos el futuro.

            Tendríamos que hacer un tiempo de ayuno y abstinencia de redes sociales, de ideologización de la sociedad y empezar a escuchar la voz de la calle; esa voz que está cansada de las manipulaciones mediáticas; esa voz que no divide entre buenos y malos; esa voz que cree en el futuro y que percibe con cierta desazón que nuestras sociedades están ancladas en viejas rencillas que dividen y descartan. Es posible, que como hace 24 años, tengamos que salir a la calle, sin banderas, sin colores y sin políticos para gritar ¡Basta ya, queremos concordia!

Artículo relacionado:   Firma invitada de don Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo emérito de Toledo: "Dificultades del apostolado de los hijos de la Iglesia"

GRUPO AREÓPAGO

Deja un comentario de forma respetuosa para facilitar un diálogo constructivo

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Orgullosamente ofrecido por WordPress | Tema: Baskerville 2 por Anders Noren.

Subir ↑