Recientemente se ha hecho pública la Sentencia dictada en septiembre por la Audiencia Provincial de Madrid que reconoce al Dr. Vela, ginecólogo jubilado, como culpable del robo de una bebé.
Una niña de pocos días de vida fue entregada en el año 1969 a una pareja que no podía tener hijos; no hubo consentimiento de la madre biológica, simulándose un parto inexistente y expidiéndose una certificación de nacimiento que sirvió para inscribir a la menor como hija biológica de tal pareja.
A pesar de que la sentencia considera como probados estos hechos, absuelve al Dr. Vela por haber prescrito los delitos de detención ilegal, falsedad documental y suposición de parto que se le imputaban.
Le entonces niña, tiene hoy un rostro conocido, se llama Inés Madrigal y es la primera persona que ha conseguido que su denuncia se haya tramitado judicialmente en España; Inés ya ha anunciado su intención de recurrir ante el Tribunal Supremo, pues de lo que se resuelva dependerá el futuro de otras más de 2.000 causas judiciales archivadas por similares supuestos.
Se trata del derecho de estas personas a conocer su identidad y de que sean juzgados los que participaron en estos hechos asumiendo su participación en los mismos, ya que olvidaron que los seres humanos no son objeto ni de robo ni de transacción comercial.
¿No encontramos un cierto paralelismo en ese silencio de los niños robados con el silencio actual de parte de nuestra sociedad con el tema de los vientres de alquiler?
¿Qué hay detrás del silencio de los que callan, incluso católicos, que no alzan la voz en defensa del ser humano? ¿Nos hemos engañado creyendo de que cualquier deseo intenso vale más que la verdad de la dignidad del ser humano, contagiados de un relativismo que va engullendo todo?
GRUPO AREÓPAGO
Es increible que ese tipo de delitos pueda prescribir. ¿Hay algún argumento jurídico que explique eso?