¿Por qué no somos más?

Domingo de esta recién estrenada primavera. Las calles de Madrid empiezan a vibrar envueltas en la actividad propia de cada fin de semana: paseos tranquilos, desayunos prolongados en las primeras terrazas que abren sus mesas a turistas y paisanos que hoy  no viven bajo el agobio del reloj.

Muchas personas caminando sin prisa, pero sin pausa, acompañadas de su familia y amigos, hacia el evento que les ha traído hasta aquí: una marcha para celebrar y defender la vida. Antes de llegar al punto de encuentro, en el camino hacia allí se cruzan con otro evento. Se trata de una manifestación en la que se reivindican pensiones justas.

Y apenas se ha andado quinientos metros, hay un numeroso grupo de personas que se han concentrado para promover el respeto a la vida de los animales y hacer caer en la cuenta a la sociedad de la importancia de erradicar  el maltrato animal.

Por  fin se llega al destino. La Marcha del Sí a la Vida. Hay ambiente de fiesta y eslóganes que recuerdan que cada vida importa.

La reacción de todos los que se cruzan por el camino son diversas. Hay sonrisas llenas de ironía; en otros hay, sin embargo, gestos de adhesión a esta causa. ¿Por qué no somos más? ¿Por qué no se unen los que están pidiendo pensiones más justas en un contexto de desierto demográfico, y los que luchan por evitar el maltrato animal?  La defensa de la vida humana debería reunir a muchas más personas. Muchas personas que valoran la vida como un don.  Los testimonios con los que concluye la marcha ponen de manifiesto que importa luchar por la vida humana. Testimonios como los de un joven con síndrome de Down: veinticinco años, trabajo fijo, entusiasta del deporte, etc. Un joven luchador. Sin embargo se estima que en España cada año deberían nacer setecientos niños con síndrome de Down, y sólo nacen setenta. Seiscientos treinta son abortados. Seiscientos treinta abortados. Conviene repetirlo porque no se conoce.

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¿Qué nubla nuestro entendimiento? ¿Cuál es la causa de esta frialdad en nosotros ante la causa de la defensa de la vida? ¿Por qué no somos más? Si la vida de un ser humano indefenso en el vientre materno, en el final de su vida, en la enfermedad o pobreza no nos moviliza, entonces cualquier cosa es posible. Ha llegado el momento de defender lo evidente. Ha llegado el momento de movilizarse y gritar allá donde estemos ¡Sí a la Vida!

GRUPO AREÓPAGO

 

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