“Fulanito ha robado probablemente porque cuando era pequeño su familia sufrió un robo en el hogar”. El sentido común da muy poco valor a semejante afirmación. Y mucho menos el sentido científico. Si Fulanito ha robado habrá sido por otros muchos factores más, por lo que lo más probable es que no haya robado por esa experiencia infantil .
Hace ya un tiempo en Estados Unidos se aplicó el Paradigma Sistémico como filón psicológico. Éste ilustra cómo los elementos pertenecientes a un sistema se activan en aras a que el conjunto mantenga su equilibrio. En psicología este filón ha dado muchos frutos sobre todo al aplicarlo al “sistema familia”. La psicopatología vio cómo patologías de algunos individuos estaban muy vinculadas al esfuerzo de las personas por adaptarse a dinámicas disfuncionales dentro de la propia familia.
Estas “víctimas” dieron un paso más. Literalmente acusaron a sus padres de ser la causa de su enfermedad. Y fueron a los Tribunales. Éstos absolvieron a los padres. Y el ámbito científico-psicológico retomó un elemento que, si en algún momento olvidó, no debería haber orillado: que la persona es libre y responsable, y que en su grandeza posee muy variadas facetas.
Un ejemplo. Quienes padecen anorexia nerviosa no la han conformado por los mismos factores. Y un único factor de riesgo no produce inexorablemente una misma patología. En psicología la causalidad lineal no existe, simplemente porque cada ser humano es un mundo muy rico y complejo. Cada persona está inmersa en multitud de sistemas que interactúan (familiar, cultural, social, laboral, …) y en medio de todos ellos elabora su experiencia y toma decisiones, influenciando a su vez todos los sistemas. Se convierte en emisor, no sólo receptor. Éste es el motivo por el que la comunidad científica no califica el mobbing como patología. El mobbing es un fenómeno social. El diagnóstico psiquiátrico es “malestar laboral”. Desde luego puede haber sido provocado por el mobbing, pero no sólo y no siempre.
Un buen psicólogo cuando elabora un diagnóstico sabe que ese informe no es absoluto ni definitivo. Ni siquiera completo. Es un dato útil para un proceso de cambio personal. Y según cambia la persona, el diagnóstico varía. Para todos sería más simple y rápido curar una psicopatología con una pastilla, o condenar a un acusado con un diagnóstico. Pero esto no es así, porque el ser humano no es así.
El valor de una pericia psicológica ante un tribunal sólo puede ser de prueba convergente. Jamás adquiere el rango de prueba única y definitiva. Ningún profesional puede extralimitarse del campo de sus competencias. Ni los psiquiatras pueden absolver/condenar ni los jueces pueden curar. Y así cualquier profesional. Extralimitar pericias ofende el sentido común y la misma competencia profesional.
GRUPO AREÓPAGO
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