La justicia ha puesto punto y final a la batalla entablada entre la familia de Vicent Lambert, tetrapléjico desde que en el año 2008 sufrió un accidente de tráfico, y que ha fallecido el 11 de julio de 2019 al habérsele retirado la alimentación y la hidratación por orden judicial.
La posibilidad de dejar morir a una persona en estado irreversible está prevista en Francia por la llamada Ley Leonetti, una ley que inicialmente cuando fue aprobada en el año 2005 preveía el desarrollo de los cuidados paliativos, insistiendo en la necesidad de la formación específica de los profesionales sanitarios para atender a dichos enfermos y sus familias.
La Ley Leonetti, inicialmente con voluntad de no despenalizar la eutanasia, tuvo una redacción ambigua, dando pie a que sea posible ciertas prácticas eutanásicas por omisión de lo que consideran cuidados proporcionados.
A ello se une el hecho de que en el año 2012, François Hollande, en medio de una campaña electoral, en uno de sus compromisos incluyó que toda persona adulta en fase avanzada o terminal de una enfermedad incurable, que provoca un sufrimiento físico o psíquico insoportable, y que no pueda ser calmado, pueda pedir, en condiciones precisas y estrictas, beneficiarse de una asistencia médica para terminar su vida con dignidad.
Fruto de este compromiso político se aprobó una ley el 17 de marzo de 2015 en la Asamblea francesa, que permite la sedación profunda del paciente hasta el fallecimiento y con suspensión de todos los tratamientos para mantenerlo con vida (incluidas la nutrición e hidratación), si se da alguno de los supuestos legales recogidos en dicha ley.
Hay que ser claros: Una sedación debidamente indicada y aplicada no alarga ni acorta la vida, y su fin es mitigar el sufrimiento del paciente, y por otro lado, la nutrición y la hidratación son cuidados normales, básicos y elementales de la persona aunque sean suministrados de manera artificial.
En definitiva, estemos sanos o enfermos, si a cualquiera de nosotros se nos deja sin alimentarnos y sin hidratarnos una serie de días continuados, el resultado antes o después será el mismo.
Detrás de cada ley injusta que autoriza el poner fin a la vida de un ser humano, subyace una mentalidad secularizada incapaz de dar sentido al dolor y a la muerte, donde se prescinde de Dios.
En una sociedad sin Dios el dolor y el sufrimiento son rechazados frontalmente, de ahí la eutanasia y el suicidio asistido como huida del dolor y de la agonía, hasta el punto de que haya quién decida, con la ley en la mano, quien vive o quién muere, acordando la simple retirada de la hidratación y de la nutrición.Eso sí, que el enfermo esté sedado, para que no sufra en base a una falsa compasión y para que los demás cerremos los ojos ante el sufrimiento del otro, en lugar de cuidar, acompañar y en definitiva, amar al que sufre.
Descansa en paz, Vicent Lambert.
GRUPO AREÓPAGO
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