En la actualidad el periodismo es una de las profesiones más denostadas y menos valoradas de la sociedad, fundamentalmente motivado por la mala imagen que “los malos” profesionales ofrecen de ella. Afortunadamente hay más buenos periodistas que aquellos que se empeñan en ensuciar esta imprescindible profesión.
Y no podemos olvidar que es una profesión de riesgo. En 2018 según la estadística de Reporteros sin Fronteras, “en el mundo un total de 80 periodistas han sido asesinados, 348 están encarcelados, 60 secuestrados” (https://www.europapress.es/epsocial/cooperacion-desarrollo/noticia-total-80-periodistas-son-asesinados-348-estan-encarcelados-60-secuestrados-2018-balance-anual-rsf-20181218055937.html). Los enemigos de la libertad de prensa están en auge. Lo dicen las cifras y los propios profesionales que sufren continuamente acosos y agresiones. Son muchos los periodistas anónimos que en su día a día son agredidos por no ir en la línea de lo que es oficial o se quiere oír.
La violencia se sufre también aquí en España, donde vivimos en democracia y en paz, y donde no hay que ir –de momento- con chaleco antibalas. Se emplea la violencia para intentar silenciar la verdad. Recientemente era noticia -y así se vivía en directo- una reportera de Telecinco, Laila Jiménez, y su cámara que sufrieron una agresión durante la manifestación independentista por el aniversario del 1 de octubre. Las imágenes mostraban cómo recibía objetos con líquido mientras estaba informando, cómo era zarandeada y cómo era increpada. Son imágenes duras que ponen de manifiesto una vez más la grave situación y el clima hostil que estamos viviendo en nuestro país, en el que ya no se respeta la libertad de prensa ni el derecho a la información.
La periodista de Telecinco ha sido la protagonista en esta ocasión de este acoso a la libertad de prensa que están viviendo estos profesionales en Cataluña y en otras partes del mundo. La libertad de prensa y a la información son los pilares fundamentales de la democracia. Si se debilitan estos pilares también la democracia que tanto nos ha costado conseguir se pierde. Si no se conoce lo que ocurre, no podemos ayudar. Lo que no se conoce no existe, y a veces no interesa que exista.
Las Federaciones de Periodistas lo han dicho claramente “sin libertad de información desaparece el resto de las libertades y se cercena el pluralismo necesario e imprescindible para que los ciudadanos puedan formarse su propia opinión”.
Sin periodismo, no hay democracia. Es uno de los lemas de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), que desde hace años reivindica la labor de los periodistas, vitales en los Estados de Derecho. Y la verdad requiere siempre de la difusión de una información responsable y respetada. Por lo tanto, no hay democracia sin periodistas.
GRUPO AREÓPAGO
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