Los partidos políticos españoles obligan a sus miembros electos a mantener disciplina de voto en las decisiones parlamentarias. En pocos casos, los partidos dejan votar a sus diputados libremente, pero generalmente, sobre todo en votaciones importantes, la dirección del partido decide el voto y obliga a sus diputados a acatar esa decisión. Si alguno de ellos no cumple con la orden indicada le espera una multa de, al menos, varios cientos de euros, además de la pérdida de la simpatía con el cuadro dirigente que será el que elija los candidatos para la siguiente legislatura.
Este modo de actuar contrasta con el texto de la Constitución Española, que en su artículo 79.3 dice que “El voto de Senadores y Diputados es personal e indelegable”. Parece que la calificación de “personal” debería significar “autónomo”, pero no es esa la interpretación que hacen nuestros parlamentarios.
En otro artículo, el 67.2, la Constitución Española dice que “Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo”, lo cual significa, como explica la propia web del Senado, que “Diputados y Senadores son libres para expresarse y votar, sin tenerse que someter a ninguna indicación o instrucción”. Sin embargo, parece que eso no es un impedimento para que “voluntariamente los Diputados y Senadores acepten la disciplina de su Grupo Parlamentario”.
Pero el actual sistema electoral concede a los partidos políticos la potestad de elaborar las listas electorales, por lo que los candidatos que componen esas listas no parece que estén en una posición de negociación para no aceptar la disciplina de voto, más bien no les queda otra que aceptar las condiciones o no entrar en el juego. El voto se decide en los despachos, no en las conciencias.
Cada vez que se somete a votación una ley polémica, se produce un debate de investidura, o se votan unos presupuestos, surge la misma pregunta ¿están de acuerdo todos los diputados con la decisión de voto de su partido? ¿No es la disciplina de partido un fraude de ley y una manera de engañar al sistema democrático?
GRUPO AREÓPAGO
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