Apostar por los cuidados paliativos

El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos ha pedido la creación de una ley general de cuidados para los pacientes y ha reafirmado su compromiso con la vida humana. Serafín Romero, su presidente, ha manifestado, refiriéndose a la tramitación de la ley de la eutanasia en nuestro país, que “la profesión médica no puede permitir que la causa por la que una persona decida solicitar terminar con su vida sea por la ausencia de apoyo y falta de recursos”; con ello, reafirma el compromiso del colectivo médico con la ética médica.

         Resulta del todo descabellado que se tramite una ley de eutanasia en lugar de promover una ley de cuidados paliativos que cubra y garantice estos cuidados en la sanidad pública de todo el Estado español. Hacerlo así es muestra de que la mayoría de nuestros dirigentes políticos abogan primero por matar, dado que para ellos es prioritario legalizar la eutanasia, en lugar de apostar por el cuidado de los enfermos. Dicho de otra manera, en lugar de aumentar recursos para que los pacientes crónicos y terminales de nuestro país puedan tener una vida digna, se les ofrece como única alternativa una muerte que, por definición, será indigna. Es fundamental, por ello, aprobar una ley de cuidados paliativos que cubra la demanda de asistencia a tantos y tantos enfermos que aún no tienen acceso a este tipo de cuidados. Desgraciadamente, para muchos llegará tarde.

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Mª Luisa Carcedo, diputada socialista, en el debate mantenido en el Congreso el pasado 10 de septiembre de 2020, manifestó que la eutanasia se concibe como un nuevo derecho de los ciudadanos y las ciudadanas y que la finalidad de la norma es ofrecer servicios públicos de calidad. En definitiva, con esta ley se pretende evitar el sufrimiento de aquellos pacientes que deseen acabar con sus vidas, como parte de un servicio público de calidad que implicará que un agente sanitario, encargado de velar por la salud y el bien del paciente, tenga que terminar con la vida de aquel.

         Pensémoslo seriamente. ¿No sería un servicio público de calidad un conjunto de cuidados paliativos previstos por Ley que garanticen que el paciente pueda estar asistido hasta el final de su vida por especialistas paliativistas? ¿O es que, sencillamente, se evita optar por los cuidados paliativos integrales porque suponen un gasto sanitario mucho mayor que el coste de una inyección letal? ¿No cuenta el criterio de los propios médicos a través del Consejo General de sus respectivos colegios? ¿No es mejor apostar por la vida que por la muerte?

         Estamos en una sociedad en la que, como en la Torre de Babel, los defensores de la vida y los defensores del nuevo derecho a morir hablamos lenguajes diferentes…. pero que nadie nos engañe, despenalizar la eutanasia supondrá legitimar a un ser humano a matar a otro ser humano, y será un fracaso estrepitoso para toda nuestra sociedad.

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Defendamos la vida siempre para dormir con la conciencia tranquila y acompañemos a nuestros enfermos con cariño y paciencia hasta el final de sus días. Aunque nuestros legisladores finalmente aprueben dicha ley y legislen a favor de un derecho a morir, acompañemos nosotros a los más vulnerables hasta el final, para que no haya quien pida la eutanasia por abandono de sus seres queridos, y así poder demostrar que la realidad social no era que tantos españoles reclamaban este derecho ni buscar el bien de las personas, sino pura ideología impuesta en una nueva maniobra de ingeniería social.

GRUPO AREÓPAGO

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