Obviamente el título es una metáfora, un recurso literario para llamar la atención; o a nivel popular la expresión exagerada de un desahogo.
Lo es porque ningún ser humano pierde su condición de ser humano. Sí se puede atentar contra la dignidad humana, o encontrar situaciones y contextos que la reten en vez de ayudarla. Pedo dejar de ser humano no es una facultad humana.
La valía del ser humano, su especificidad, se manifiesta en su inteligencia que le permite ser libre, y responsable. La dignidad no se pierde, pero sí es afectada. Con diferencia lo que más le afecta son las decisiones libres de la persona. Como decía Sócrates, “es preferible recibir el mal que cometerlo, porque si lo cometes tú, te haces malo”.
El ser humano recibe todas sus facultades en semilla y tienen la vocación de crecer y desplegarse hasta su madurez. Decidir libremente ir en contra del dinamismo de la propia dignidad es el atentado más severo contra ella misma.
También se puede atentar contra la dignidad ajena. No directamente, claro, pero sí cotra las condiciones que posibilitan su despliegue. Hagamos un pequeño examen de conciencia.
En España ir a la Escuela no supone un riesgo para la vida, y en línea de máxima tampoco un riesgo de sufrir un trauma psicológico –aunque esto se va dando. Una compañera universitaria oriunda del Líbano contaba que ella de niña se asomaba a la calle para constatar si había silbido de bombas. Y si no oía muchos, iba a la Escuela. Aquí hay versiones más sutiles que los obuses.
El tema de la dignidad humana en la Escuela sólo puede plantearse correctamente hablando de la responsabilidad de la Comunidad Educativa. Ésta se compone de la Comunidad Educadora y de los educandos. Comencemos por estos. Todos los alumnos tienen una responsabilidad en la Escuela. Obviamente el grado de responsabilidad depende de la edad. Y para todos, su responsabilidad es asimétrica. Es decir, la responsabilidad de los educadores ante ellos, que por otro lado son adultos y profesionales, es mucho mayor. Pero los chicos tienen su responsabilidad. Bien claro tienen un niño si quiere estudiar o no, si lo hace o no, si miente y por qué.
Otro grupo de miembros de la comunidad, esta vez educadora, son los padres y tutores de los menores. En general no están presentes durante las horas lectivas, pero su responsabilidad es máxima. Sin posibilidad de delegación, ellos transmiten los valores y la formación del carácter a sus hijos. Y la Escuela es una institución en colaboración con ellos para la formación de algunos aspectos de los niños. Los profesores no son “los amigos de los niños”, son “los amigos de los padres”. Delegar totalmente estas funciones a a Escuela termina siendo un abandono real del niño.
Un sector muy relevante son los profesores y maestros. Ciertamente son los técnicos de sus materias, los expertos. La raíz de su desempeño educativo está en su contrato laboral, desde ahí toca revisar en conciencia si cumplen con su trabajo o menos, las comisiones u omisiones que realizan. Los contratos laborales en Educación no son un asunto principalmente de dinero, es un asunto ético.
Por último aparecen Legisladores y Gobernadores. Es decir, quienes concretan el cómo educar, puesto que son quienes indican los fines y asignan los medios de la Educación Formal. Recordarles que la Educación es un derecho humano, un derecho de las personas, y se deben a ello mucho más que a sus posicionamientos ideológicos, partidistas y de conveniencias electorales. La Educación no es un medio para sus otros fines, sino que es el fin que justifica su posición de Legislador y Gobernador.
A la Escuela se va a actuar con dignidad, no a perderla.
GRUPO AREÓPAGO
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