“Queremos hacer una nueva política”, “estamos por el cambio”: son los mensajes que suenan con más fuerza en el nuevo escenario político de nuestro país. Una mirada analítica a la historia de las ideas políticas nos confirma que plantear en política como ideal lo nuevo y lo viejo es una idea caduca, pues lo que importa, o debiera importar, es hacer “buena política”, asumiendo como referente básico el principio del bien común. Igual sucede con la idea del “cambio”: ¿hacia qué o hacia dónde? No todos los cambios en la vida y en la historia son o han sido realizados desde y para este referente básico.
Y es en este caminar por los senderos de la buena política en donde hay que situar la actividad más importante de nuestros políticos en estos momentos: el pacto o los pactos a los que inevitablemente nos lleva el resultado de las últimas elecciones. Pactar forma parte de la esencia de la política, pero ha de ser el bien común su principio orientador. Cuando los pactos giran alrededor de estrategias de partido, de cálculos electoralistas, de confrontación para eliminar al contrario…, se sitúan más en el marco de la lucha por el poder que en el de la buena política. Los pactos que demanda el pueblo soberano en estos momentos exigen proyectos consensuados que tiendan a regenerar la democracia y a solucionar los graves problemas sociales que acucian a amplias capas sociales de nuestro país. La percepción que se tiene en este momento es que los pactos se están orientando más en la dirección primera que en la segunda. Se situarán, pues, en la esfera de la nueva política, pero no en la de la buena política.
Hay dimensiones esenciales de la vida cotidiana de las personas que constituyen el objetivo principal de la política por lo que su ausencia de los pactos derivaría en clara perversión política, expresión significativa de una crisis profunda de nuestra democracia. El mundo del trabajo, de la familia, de la educación, de la sanidad…, sin obviar por supuesto otros temas relevantes como la territorialidad del Estado, en forma de proyectos, han de ser prioritarios para forjar unos pactos que hoy por hoy no se vislumbran.
Grupo AREÓPAGO
Totalmente de acuerdo
Muchas gracias Alfredo por tu implicación y colaboración.