Llega mayo y con este primaveral mes las primeras comuniones de nuestros hijos. Un mes intenso lleno de preparativos, de trajes, de fotografías, de recordatorios, de regalos y tantas, tantas cosas que nos entretienen. Un mes donde se funden lágrimas con alegrías, sentimientos encontrados. La primera comunión debe ser un momento especial para el niño y su familia, donde el sentido cristiano de la primera comunión es lo más importante. Sin embargo la realidad nos demuestra que no es así. En la mayoría de los casos, la primera comunión está desvirtuada, se convierte en la puesta de largo del niño y de su familia, donde lo superficial deja paso a lo realmente importante, donde vemos a niños vestidos de almirantes y donde las niñas vestidas de princesas pero sin saber el motivo real por el cual están así vestidos; donde el regalo material y la fiesta se convierten en protagonistas.
Son pocas y destacables las ceremonias religiosas en las que el sacerdote no tiene que parar y llamar la atención a los asistentes porque el ruido y el murmullo que hay en la Iglesia no le deja celebrar bien la Eucaristía; los templos se convierten en plazas del pueblo improvisadas de charlas y saludos, de fotógrafos que desconocen dónde están, sin respeto al altar o a los propios niños que va a realizar su primera comunión solemne.
El respeto a la celebración del sacramento en la mayoría de los casos es inexistente, pero no sólo no existe para los familiares sino también para los propios padres que desde su posición en la Iglesia usan el móvil o hablan como si no vivieran en directo el acontecimiento que les ha llevado allí y que en la mayoría de las veces son los propios niños los que dan una lección de comportamiento y de actitud a sus propios padres.
Es necesario plantearse ¿Por qué queremos que nuestros hijos hagan la primera comunión? ¿se frivoliza la primera comunión? ¿Se es coherente con la celebración y participación en la primera comunión? ¿Sabemos dónde estamos cuando se está celebrando una ceremonia religiosa? Ante todo el respeto, la sensatez y la educación hacia los que realmente viven la fiesta de la primera comunión como un encuentro especial con el Señor. Es un día de alegría y de fiesta con la familia y amigos.
GRUPO AREÓPAGO
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