Una de las personas que algunos hemos conocido más en la Eurocopa de 2024, que hemos celebrado y disfrutado no hace tanto tiempo, ha sido el entrenador de la selección española de fútbol, Luis de la Fuente. Lo hemos conocido no sólo por trayectoria profesional y de trabajo como técnico de la Roja sino también por sus manifestaciones sobre su fe cristiana y su testimonio como cristiano practicante. Ha sido noticia no sólo por el triunfo y sus logros con la selección de fútbol, sino por confesar públicamente que es una persona muy religiosa, que se persigna no por superstición y que reza todos los días, asegurando que “Dios me aporta seguridad y fortaleza”. Un verdadero testimonio de fe.
Hace unos años, también se conocía que otro prestigioso seleccionador de la selección española de fútbol que ganó el Mundial de la Sudáfrica, entre otros éxitos, y que era entrenador de fútbol; hombre católico y un hombre de fe, Vicente del Bosque, siendo otro ejemplo de un buen cristiano, actuando de manera coherente con su fe. Testimonios que realizaba en sus declaraciones públicas y entrevistas en las que ha dado una lección de vida sobre las personas con síndrome de down, normalizando esta discapacidad en la sociedad.
Se podrían enumerar más personas españolas que viven su fe en la sociedad actual y que manifiestan públicamente que son católicos y católicas, como pueden ser la socialité Tamara Falcó o la diseñadora de joyas Casilda Finat o el actor Santi Rodriguez entre otros. Son escaparates cristianos para la sociedad. Testimonios públicos de nuestra fe.
Son ejemplos de personas que estando en la escena pública, en este caso en el ámbito del deporte, de la cultura o de la moda, no han ocultado su condición de ser católicos; porque así es como debe de ser. Hombres y mujeres de fe que promueven sin miedo y que pese a las críticas y dificultades los valores cristianos a todas las personas que les siguen. Les guste o no les guste.
La presencia de los laicos y laicas en medio del mundo actual es fundamental; vivir la fe en todos los ámbitos de su vida, en todas sus dimensiones, en sus profesiones y actividades y en cualquiera de las condiciones en las que se encuentre cada persona y en el ámbito social y familiar, cultural o profesional o político en el que viva.
Por esto, es prioritario que perdamos el miedo a manifestar públicamente que somos cristianos, que creemos en Dios; tenemos que ser valientes en medio de una sociedad secularizada e increyente, para recuperar la fe en Jesucristo a través de nuestro testimonio y ejemplo. Nosotros los laicos somos instrumentos del anuncio del Evangelio dentro la realidad en la que nos encontremos. Y también hacer ver a los ateos que lo nuestro no es superstición, es fe.
GRUPO AREÓPAGO
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