España, ¿Aconfesional o confesionalmente laico?

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Desde hace un tiempo, venimos escuchando por parte de ciertos políticos el mantra «España es un país laico», «debemos garantizar la laicidad del Estado». Si uno acude a la Constitución Española podrá comprobar que en ninguno de sus preceptos aparece tal expresión: más aún, se afirma que «ninguna confesión tendrá carácter estatal» (artículo16.3).

 Quizás basándose en esto, muchos interpreten –lejos de aquella perspectiva que Benedicto XVI denominó «sana laicidad»– que se hace profesión de España como Estado laico, lo cual es erróneo. Si atendemos a la palabra laico, tal como la define el DLE en su segunda acepción, «independiente de cualquier organización o confesión religiosa«, observamos que no es ésta la opción del Constituyente español, pues el citado artículo continúa diciendo que «los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones«. El Estado español, pues, no es ajeno al papel de la religión en la esfera pública. España es un país aconfesional (de hecho, así lo recoge la página web del mismo Congreso de los Diputados, en la sinopsis al precepto), es decir, «que no pertenece ni está adscrito a ninguna confesión religiosa«, lo que no impide las relaciones de cooperación constitucionales.

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Pero, lejos de terminologías, la complejidad del debate es mucho mayor. Nos enfrentamos a una situación donde no se pretende garantizar la libertad de religión, sino imponer una religión nueva, denominada «laicismo», en la cual el hecho religioso quedaría expulsado del ámbito público (en contra de la Declaración Universal de los Derechos Humanos art.18) y las relaciones con la Iglesia Católica (preferentemente) u otras confesiones religiosas quedarían rotas, viéndose gravemente mermado el derecho constitucional a la libertad de religión. La «garantía» de tal laicidad en el fondo persigue constituir a España como un país confesionalmente laico, perdiendo de este modo su aconfesionalidad constitucional.

Grupo Areópago

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