“Diálogo, diálogo, diálogo. El único modo de que una persona, una familia, una sociedad, crezca; la única manera de que la vida de los pueblos avance, es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar, y todos pueden recibir algo bueno a cambio”. Estas palabras, pronunciadas por el Papa Francisco durante la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro, ponen de manifiesto la necesidad que existe hoy en día, especialmente en nuestro país, de afrontar los retos que tenemos planteados como sociedad, como comunidad, partiendo del intercambio de opiniones y de la voluntad de entender los argumentos de quienes no piensan como nosotros.
Desgraciadamente, ni en el debate político, ni en la vida social y, en ocasiones, ni siquiera nosotros mismos, a nivel personal en nuestro día a día, optamos por el diálogo como método para encontrarnos con el otro y para tratar de afrontar, juntos, la solución a los problemas que tenemos en común.
Sólo es posible dialogar si se parte del aprecio; únicamente puede entablarse una auténtica conversación si se hace con respeto. En uno y otro caso, además,ha de buscarse comofinalidad construir, sin renunciar a los propios principios, pero convencidos de que podemos beneficiarnos recíprocamente.
Dialogar, construir, fomentar la cultura del encuentro es el objetivo que ha unido a un conjunto de personas (de muy diversa formación y ocupaciones profesionales), que tienen en común su fe en Jesucristo y su pertenencia a la Iglesia, para crear un grupo de opinión. Iremos presentando nuestras reflexiones sobre temas de interés para la sociedad –algunos de actualidad y otros olvidados– como punto de partida para el debate y el encuentro. El nombre del grupo, Areópago, evoca la colina en la que Pablo de Tarso habló a los sabios y líderes de Atenas del Dios desconocido al que veneraban en uno de los numerosos altares existentes en sus edificios sagrados.
Estamos convencidos del importante papel que tienen los medios de comunicación social, el areópago del siglo XXI, en la promoción de la cultura del encuentro. También de la buena voluntad de muchas personas que, con independencia de su fe, desean verdaderamente aportar sus ideas y su trabajo para la construcción de una sociedad mejor. Dialoguemos mutuamente para conseguirlo.
Es mejor bajar de las nubes mundanas. El Espíritu es otra cosa… No se puede hablar de «personalismo comunitario» -con toda la carga saludablemente subversiva que conlleva si esto se cree tal cual- y poner anuncios de usura (Cofidis) o de multinacionales. Otra vez sota, caballo y rey. La Verdad es más bonita y más peligrosa. Gracias a Dios.