Cuando escuchamos noticias sobre el desmadre de jóvenes británicos en Magaluf; cuando suceden acontecimientos tristes y dolorosos, como los recientes atentados de Cataluña; cuando un inmigrante agrede a alguien en el Metro de Madrid; y en tantas y tantas ocasiones, enseguida nacen los prejuicios sobre las personas o el colectivo que los provocan. Etiquetamos a estas personas de una u otra manera, sobre todo a grupos de personas de otras nacionalidades o de otras religiones e ideologías. Los prejuicios florecen y las generalizaciones son protagonistas. Ni todos los jóvenes británicos se desmadran en vacaciones ni todos los musulmanes son terroristas ni todos los inmigrantes son delincuentes, por poner un ejemplo. Olvidamos aquello del trigo y la cizaña.
Todos en algún momento hemos juzgado al otro por su manera de vestir, de pensar o incluso por su forma de ser o de actuar. Los juicios son fáciles de hacer si solo los comparamos con nosotros mismos. Los seres humanos somos bastantes influenciables y más si se hace caso a algunas redes sociales o a determinados medios de comunicación. Podemos crearnos una opinión incierta y tergiversada sin estar bien informados o contener una visión parcial de la persona o acontecimiento. Esto es bastante peligroso porque la difamación es provocadora y la imagen de alguien puede ser destruida y dañada.
“Cuidado con los prejuicios, peligro social” era el título de una campaña de sensibilización contra los prejuicios de carácter racial, religioso o de sexo de un proyecto piloto de la ONG ParthnersCzech que trabaja por la inclusión social de la población gitana en la República Checa.
Y es evidente que en los últimos años, los prejuicios sociales contra personas de otra raza, de otra nacionalidad, de otra religión, de otra ideología o contra personas que no son como nosotros, han ido en aumento y es un problema latente del siglo XXI, que debemos abordar desde la educación en los valores de tolerancia, respeto y solidaridad a los demás.
Cabe preguntarse ¿Qué hacemos para que los prejuicios sociales no nos afecten a la hora de relacionarnos con los demás? ¿Cómo podemos evitar estos prejuicios en la sociedad actual? Sin lugar a dudas la educación, la formación, la información y el respeto por los demás son la mejor solución a este problema.
GRUPO AREÓPAGO
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