La sociedad de la indiferencia

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“No oyes el río de lágrimas porque no has llorado. El día que nosotros lloramos, caímos en la cuenta de que otros también lloran”. Estas palabras del Obispo de Chiapa en los graves sucesos de su pueblo en 1998 expresan sin lugar a dudas el modo de sentir, pensar y actuar que se ha instalado con fuerza en esta sociedad nuestra.  Cuando esto adquiere  rótulo de normalidad se convierte en cultura que nos afecta a todos. El Papa Francisco hace unos meses hablaba de la “globalización de la indiferencia”. ¿Tendremos que llorar también nosotros para caer en la cuenta del llanto de tantas y tantas personas que huyen del hambre y de la guerra, muertas en barcazas rudimentarias, o en camiones sellados, o en fronteras despiadadas?

Nuestras sociedades ricas se están  volviendo inhumanas a causa de la indiferencia. “La cultura del yo” como la llaman algunos, que propicia un individualismo egoísta y posesivo capaz de no reconocer ni a los más próximos, y “la cultura de la satisfacción” como la entienden otros, que  cierra nuestros oídos al clamor de todo sufrimiento, ha transformado profundamente la llamada “civilización” occidental.

La pobreza, el miedo, el dolor, la incertidumbre, la exclusión social, los inmigrantes y refugiados políticos gimen sin ser oídos; no solo por la barbarie de Instituciones políticas internacionales y europeas más preocupadas por la subida o bajada de la bolsa, sino también por una inmensa mayoría social instalada en la indiferencia satisfecha.

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Solamente la medicina de la compasión y la misericordia podrá curar esta grave enfermedad que sacude al Norte rico y satisfecho. Los sentimientos conjugados con posturas éticas son esenciales para abrir las puertas a la cultura de la solidaridad. Los sucesos impactantes que nos están ofreciendo estos días los medios de comunicación no se pueden entender al margen de la práctica compasiva, que no es propia solo de grandes héroes y santos sino que puede y ha de ser práctica común en nuestra vida cotidiana. Una práctica que necesita con urgencia educar nuestra mirada para humanizar nuestras actitudes y poder adquirir compromisos solidarios con los más necesitados.

Grupo AREÓPAGO

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