Hace unos meses celebrábamos el veinticinco aniversario de la caída del muro de Berlín. Un muro que, ciertamente, no cayó solo, sino que fue derribado. Pero no fue derribado a cañonazos ni como consecuencia de una revolución violenta, sino silenciosamente; no fue derribado desde el odio –y vaya si había motivos para odiar-, sino desde... Leer más →