En un mundo cada vez más globalizado y en el que las noticias mudan a una velocidad de vértigo, quizás algunas que deberían gozar de nuestra atención, pasan totalmente desapercibidas.
Así, el pasado 25 de junio, el Boletín Oficial del Estado incluía un Real Decreto por el que el Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, presidido por Félix Bolaños, otorgaba la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort al expresidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Dicho premio es concedido previa deliberación del Consejo de Ministros. Como el propio ministerio recoge, estas condecoraciones “premian los relevantes méritos contraídos por cuantos intervienen en la Administración de Justicia y en el cultivo y aplicación del estudio del Derecho en todas sus ramas, así como los servicios prestados en las actividades jurídicas dependientes del Ministerio de Justicia.”
San Raimundo nació a finales del siglo XII en Peñafort (Barcelona), en cuya catedral fue ordenado sacerdote. Posteriormente marchó a Bolonia para estudiar Ciencias Jurídicas y en esa universidad obtuvo el doctorado en Derecho Civil y Eclesiástico. En esta ciudad italiana conoció a Santo Domingo de Guzmán, y poco después pasó a formar parte de la Orden de Predicadores. Tuvo un gran celo evangelizador, por lo que en 1223, junto con San Pedro Nolasco fundó la Orden de Nuestra Señora de la Merced para la liberación de cautivos cristianos que estaban en manos de los musulmanes. Más tarde es requerido a Roma por el papa Gregorio IX, convirtiéndose en su confesor y colaborador para la recopilación de los Decretales, donde reunió las reglas fundamentales del derecho canónico.
Falleció en enero de 1275 y fue canonizado en 1601 por el Papa Clemente VIII. Es el patrón de los juristas.
No es el objetivo de este artículo opinar sobre la idoneidad del citado galardón desde un punto de vista del mérito jurídico, aunque algunos de los premiados han renunciado al premio al conocer que el expresidente estaba entre los galardonados. Tampoco es fácil intentar adivinar qué pretende conseguir el Gobierno al conceder este premio en estos momentos en los que afloran presuntos delitos de corrupción en las más altas instancias tanto del Gobierno como del PSOE. Pero lo que es innegable es que las políticas que se llevaron a cabo durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, entre ellas la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo o la ampliación de la ley del aborto, no tienen nada que ver con la defensa de la fe cristiana, la vida, la justicia y la verdad a las que se entregó San Raimundo.
Sí puede resultar ciertamente doloroso el tener que ver la cruz de San Raimundo sobre el que dijo la triste frase de “la libertad os hará verdaderos” (discurso de Rodríguez Zapatero ante las Juventudes Socialistas en julio de 2005), frase realmente ofensiva para quienes creemos que “la verdad os hará libres” (Juan 8: 32). Y es que si la libertad es la garantía de la verdad, al final la verdad desaparece, y cuando se sobrepone la libertad por encima de todo, ésta deja de ser algo virtuoso y se convierte en algo indecente cercano al libertinaje.
Quizás este tipo de provocaciones puedan turbar e irritar nuestro interior, pero san Raimundo escribió: “Que el mismo Dios del amor y de la paz pacifique vuestros corazones y apresure vuestro camino, para que, protegidos por su rostro, os veáis libres mientras tanto de las asechanzas de los hombres, hasta que os introduzca y os trasplante en aquella plenitud donde os sentaréis eternamente en la hermosura de la paz, en los tabernáculos de la confianza y en el descanso de la abundancia.”
GRUPO AREÓPAGO
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