El deseado pacto escolar

Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón. ¡Qué sagacidad la del poeta! Es difícil superar con un lenguaje sencillo y bello un análisis sociológico tan profundo y preclaro sobre el acontecer sociopolítico de nuestro país. Acontecer que tiene síntomas de enfermedad crónica y que el ya largo periodo democrático no ha lograda curar.

Pero si el enfrentamiento ideológico de las dos Españas ha helado el corazón de muchos españoles en importantes momentos de nuestra historia moderna, cobra especial sentido  en el momento actual cuando se habla de escuela y educación. Porque no nos equivoquemos, el principal impedimento para lograr el tan ansiado y necesario pacto escolar que la tercera España (Paul Preston) reclama es simplemente ideológico.

La ideología no permite a nuestros responsables políticos penetrar y ver en el tupido y oscuro boscaje  en que está sumido nuestro mediocre sistema educativo. Las altas tasas de fracaso escolar, el abandono prematuro del sistema, la poca atención a la formación profesional, el deterioro de la función docente y la pérdida de su autoridad son, entre otros factores, claros indicios de enfermedad. La respuesta política en el periodo democrático ha sido la elaboración de trece leyes educativas, todas ellas realizadas por imposición del partido en el gobierno, sin consultar a los auténticos protagonistas y responsables de la educación –familia y profesorado- y, por supuesto, con la enmienda a la totalidad, sin matices, del grupo o grupos de oposición. El genio creativo de Unamuno cuando hablaba de los hunos y los hotros presenta una triste caricatura de esta situación difícil de encontrar en algún país de nuestro entorno.

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La comunidad educativa lleva ya bastante tiempo exigiendo el tan deseado pacto nacional por la educación. En los últimos días se han vislumbrado posicionamientos que invitaban a la esperanza, pero que la praxis política tan contumaz ha sido capaz de desmentir de inmediato.

¿Acaso no pueden sentarse en la misma mesa para su reconciliación aspectos tan básicos para que el sistema funcione como la libertad de enseñanza y el derecho a la educación; la equidad y la calidad; la cultura del esfuerzo y la pedagogía de la adaptación; la escuela pública y la concertada; …? En conclusión: ¿la LOGSE y la LOMCE? Nos preguntamos en la tercera España.

 

Grupo AREÓPAGO

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