¿Dónde ha estado la Iglesia en la crisis del Covid-19?

Jesús de Nazaret fundó una comunidad humana cuya identidad se refleja en sus tres fines: la comunión personal y cotidiana con el Dios vivo, el anuncio de la verdad que hace libre, y la caridad para con el prójimo.

Por iniciativa propia, superando ampliamente las restricciones del Estado de Alarma, la Iglesia en España ha suspendido el culto público presencial, ajustándolo perfectamente a las medidas sanitarias, así como la formación comunitaria en la fe, es decir, la catequesis de niños y adultos. Lo que sí ha mantenido como servicio comunitario es el sacerdote a la puerta del cementerio acompañando y consolando en la fe a los tres parientes que daban digna sepultura a su ser querido.

A pesar de estar el culto restringido durante el estado de alarma, los cristianos han rezado en casa e ilustrado sus conciencias gracias a los medios de comunicación social, estos muchas veces muy rudimentarios. Probablemente con más intensidad que antes. Esto mismo han hecho nuestros hermanos musulmanes.

Donde la Iglesia sí ha estado de lleno de un modo presencial y comunitario ha sido en las Residencias de Ancianos, y otro tipo de Hogares de atención de personas vulnerables como enfermos psiquiátricos, crónicos terminales, enfermos por adicciones, transeúntes. En España en torno al 40% de estos servicios socio-sanitarios son de la Iglesia. Y en estos hogares viven, conviven y atienden durante 24 horas al día comunidades de religiosas y religiosos y cristianos de toda índole.

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Son estos cristianos quienes han dignificado el día a día de esta inmensa masa de personas que todavía, y ya van casi 6 meses, están sufriendo un aislamiento severísimo y una falta de atención que raya lo vergonzoso. En el Estado de Alarma la Iglesia ha estado aislada con los pobres. Y con los pobres se contagiaba y fallecía.

Los valores humanos en los que se apoya el Estado Democrático Español son óptimos. España reconoce el derecho de los individuos e instituciones de hacer su aportación al bien común de todos por iniciativa propia. La Iglesia lleva prestando este servicio en España desde que plantó su pie en nuestra tierra el primer cristiano.

Toda crisis pone de manifiesto la grandeza moral del hombre. Muchísimos españoles la están manifestando en estos tiempos. Y junto con los sanitarios y dependientes, ha estado la Iglesia. Nuestro homenaje a estas personas que han entregado su vida por el bien integral del prójimo.

GRUPO AREÓPAGO

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