Buenos samaritanos también en la carretera

El 4 de julio de 2021 se celebra la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico que promueve el Departamento de Apostolado de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española (CEE) con motivo de la celebración del patrón de los conductores, San Cristóbal. Este año lleva como lema: “Cuida de él. Buenos samaritanos en el camino”.

La seguridad vial, el transporte y la movilidad de las personas son asuntos que nos competen a todos. Pero sin duda alguna las Administraciones tienen gran responsabilidad en muchos de los accidentes que ocurren a diario en las carreteras y de los que numerosos ciudadanos son perjudicados, creando situaciones de riesgo. Los poderes públicos tienen un compromiso con la seguridad vial, poniendo en práctica protocolos de actuación que tengan como objetivo la protección del ciudadano, la reducción de riesgos, las condiciones de seguridad de los vehículos, la mejora del  estado de las infraestructuras, de las carreteras y la vigilancia en las vías de circulación, entre otros. Además, es su deber el crear planes y acciones de formación en educación vial que permitan desde la niñez y la adolescencia prevenir infracciones y situaciones de peligro en la carretera y en la vía pública.

Pero cuidar de nuestra seguridad y de nuestra vida no sólo es tarea de las administraciones, también es compromiso de los ciudadanos -conductores y peatones, porque de su actitud y comportamiento dependen nuestras vidas y el buen funcionamiento del tráfico y de la movilidad.  Es prioritario tener sentido de la responsabilidad en la conducción; que los conductores sean conscientes de lo que significa conducir con seguridad su vehículo, porque al bajar la guardia o por un comportamiento irresponsable se  pone en riesgo la propia vida y la de los demás; muchos de los accidentes podrían ser evitados aplicando este sentido de la responsabilidad; porque de su conducta depende que haya más o menos accidentes, no sólo con daños materiales sino sobre todo de que se registren más o menos pérdidas de vidas humanas.

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Salvar vidas debe ser un reto de todos, administraciones y ciudadanos, conductores y peatones; una obligación moral que todos tenemos que cumplir, empezando por el respeto a nosotros mismos y hacia los demás, por valorar nuestra propia vida y nuestra salud, cuidando la de los demás y  respetando los límites y normas de tráfico que nos imponen las autoridades. ¡Qué podamos ser buenos samaritanos en el camino!, como dice el lema de la CEE.

GRUPO AREÓPAGO

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